El coaching ayuda a desarrollar nuestras habilidades y potenciar nuestras capacidades y fortalezas.
Podríamos considerar que es la familia cuando está constituida como un entorno seguro el mejor lugar para desarrollar esas potencialidades. Para ello necesitamos de un clima emocional adecuado, tener en claro cuáles son nuestros valores fundamentales y cuáles son las creencias que nos sustentan como familia.
En este sentido en esta época de post-confinamiento podríamos resaltar el valor de la “gratitud” tan importante en la familia. Siendo que los padres modelamos las competencias emocionales en nuestros hijos con nuestra propia conducta podríamos preguntarnos:
¿Qué características positivas hemos descubierto en nuestros hijos en este tiempo?, ¿Hemos descubierto que tienen más paciencia de la que creíamos eran capaces? O ¿Nos hemos dado cuenta que son capaces de cooperar con un hermano pequeño? ¿Nos hemos dado cuenta de que hacen un esfuerzo por sobrellevar sus tareas aun sin su maestra y compañeros? , ¿Somos agradecidos con nuestros hijos?
Si somos capaces de agradecer un gesto, una buena actitud, un esfuerzo no solo estamos modelando esa actitud para que ellos también aprendan a ser agradecidos y ponerse en el lugar de los demás sino que al prestar atención a esa buena conducta la estamos reforzando positivamente con lo cual es probable que ese niño intente repetirla más seguido.
La gratitud además nos genera de por si sentimientos de bienestar y hace que nos enfoquemos selectivamente en aquello positivo que nos rodea.
Un Buen ejercicio podría ser buscar un momento en el dia para decirnos mutuamente aquellas cosas de las que estamos agradecidos unos con otros.
Psicóloga Silvina Santoli
