"El mito de la bondad de la preocupación: «Conviene preocuparse»
En algún momento de nuestra infancia desarrollamos la idea de que es bueno
preocuparse porque, de esa forma, nos ocuparemos de nuestras responsabilidades. Nos decimos interiormente: « Si no me preocupo, como soy un niño descuidado y vago, me olvidaré de solucionar el tema» .
Los padres suelen contribuir a esta creencia irracional advirtiéndoles a los niños de las terribles consecuencias de no cumplir con alguna responsabilidad. Muchas veces, los padres también creen que es bueno preocuparse. ¡Ese amor por la preocupación es absurdo y nocivo! Los mejores ejecutivos del mundo se ocupan de multitud de temas al día y no se preocupan de ellos. Simplemente, ejecutan planes de acción y se divierten con ello. ¿Cómo sería la vida de un primer ministro si se tuviese que preocupar de los temas que despacha todos los días? Por lo tanto, grabemos en nuestras mentes la siguiente creencia racional: « Hay que ocuparse y no preocuparse» .
Y es que es más que evidente que no es necesario preocuparse para ocuparse de las cosas. La mejor forma de solucionar cualquier asunto es manteniendo la calma y, si es posible, disfrutar del proceso. Sin embargo, la superstición de la preocupación está muy extendida y, como hemos visto, afecta al desarrollo de la terapia. Muchas personas no progresan con la terapia cognitiva porque interiormente tienen miedo de « volverse pasotas» ."
El arte de no amargarse la vida. Santandreu
